Croquis de la batalla de Alcántara. Autor desconocido |
Demonio del mediodía o Prudente, por toda Europa fue conocido y bajo su reinado el llamado Imperio español llegó a su máximo esplendor y extensión. En su sangre se mezclaban las principales dinastías, hijo de Carlos I e Isabel de Portugal, nieto por vía paterna de Juana I La Loca y Felipe I El Hermoso y por materna de Manuel I de Portugal y María de Aragón; hablamos, está ya claro, de Felipe II.
Un día como hoy, 16 de abril, tuvo lugar hace ya 430 años un hecho que cambió la Historia de la Península Ibérica durante casi 60 años. La casa de Avis portuguesa tuvo un problema sucesorio tras la muerte de D. Juan III, D. Sebastián I y D. Henrique I, nieto y hermano de D. Juan III, respectivamente, ostentaron el trono de forma intermitente entre ellos. La muerte del último rey de la casa de Avis en 1580, D. Henrique, que se había comenzado a ascender en la carrera eclesiástica para defender los intereses de la nación entre la curia, dominada por los españoles hasta el momento, sin descendencia; abrió las puertas a varios candidatos al trono portugués en competición directa con Felipe II (Ranuccio I Farnesio de Parma, Catalina de Braga, María de Habsburgo, Manuel Filiberto de Saboya, Juan I de Braga y D. Antonio Prior do Crato).
De todos ellos fue D. Antonio Prior do Crato el opositor más directo de Felipe II; llevaba un par de años reclamando su derecho al trono aunque de forma bastante infructuosa dado que los rumores le hacían hijo bastardo del infante D. Luis, aunque finalmente fue aclamado como tal en 1580 por el pueblo, a los pocos meses una invasión militar llevada a cabo por el rey español hizo valer sus derechos dinásticos por la fuerza. La victoria de Felipe II en la batalla de Alcántara forzó a D. Antonio a exiliarse a las Azores; tras tomar Lisboa y acallar oposiciones y revueltas a su candidatura, Felipe II convocó cortes en la ciudad de Tomar para coronarse Rey de Portugal.
Esta coronación contó con el apoyo de gran parte de la nobleza y clero, sin embargo el pueblo veía su figura como ponerse bajo el yugo español del que siempre habían renegado; Felipe II, en una inteligente maniobra los contentó decretando indultos generales a quienes hubieran apoyado a D. Antonio, además de establecer que se mantendría la individualidad de Portugal, con sus leyes, costumbres, cargos públicos, comercio colonial o el idioma; de una forma similar a lo que hoy sería la Commonwealth ejercida por la reina Isabel II del Reino Unido.
Una de las disposiciones aprobadas en las Cortes de Tomar fue que Portugal mantendría sus armas y moneda, acuerdo que se cumplió a lo largo del reinado y de los posteriores hasta 1640; el escudo oficial de Portugal continuó invariablemente portando en campo de plata cinco escudetes en azur dispuestos en cruz con cinco quinas en plata puestas en sotuer, todo ello bordado de gules con siete castillos de oro; no sucedió así con el escudo que Felipe II tomaría como de la Casa de Austria y usaría en España y que fue dado a conocer por todo el orbe, en el que se añadieron las armas portuguesas en un escusón central superior.
Acuñaciones portuguesas
Tostão de Felipe II (I de Portugal) |
Felipe II acuñó únicamente en plata y oro en la ceca de Lisboa, manteniendo totalmente módulos, pesos y tipología seguida por los gobernantes anteriores. La leyenda suele ser del tipo “PHILIPPVS DEI GRACIE REX PORTVGALIE AL” o ligeras variantes que hoy nos permiten catalogar la moneda como perteneciente a él o a su hijo o su nieto; en un primer momento su nombre aparecería como PHILIPPVS I, indicando el nominal I de Portugal, que prontamente fue reducido a PHILIPPVS. Este último nombre fue empleado sin variaciones por sus sucesores, lo que ha dificultado sobremanera la asignación de una moneda a uno u otro reinado; aunque todas ellas son piezas bastante escasas y raras.
Acuñaciones españolas
2 escudos de Felipe II, acuñado en 1507 en la ceca de Segovia. Subasta Caballero de Yndias de Áureo 2009. |
En lo referente a moneda española, en esta entrada únicamente haremos un breve recorrido numismático relacionado con el párrafo anterior. Las emisiones más abundantes las realizó en oro y plata también, famosas monedas como los escudos y los reales de a ocho son ampliamente famosos y conocidos; aunque cuartos, cuartillos, blancas, cornados, dineros y maravedís de cobre circulaban ampliamente por toda España en el día a día, tipológicamente son diferentes de las hechas en plata y oro.
Dada la gran variedad de cecas que operaban durante Felipe II podrían distinguirse dos tipologías diferentes: las acuñadas en los territorios de la que fuera Corona de Aragón y las de Castilla y territorios de ultramar. Fueron las segundas las que portaban el escudo de armas del rey, unas veces toscamente representado y otras, bellamente detallado, con el mérito y reto que le supondría al grabador tener que incluir el complejo blasón de los Austrias. Desde su proclamación como único rey en la península habría que esperar unos ocho años para que el escusón de Portugal fuera incluido en las acuñaciones nobles realizadas en Segovia, primero con leyenda “HISPANIARVM REX” y, posteriormente con “ONNIVM REGNORVM REX”, toda una declaración de poderío.
Para finalizar, recordar que muy pocas veces se ha reconocido la importancia de la figura de este rey, en vida fue tremendamente celoso de su privacidad y muchos de sus documentos fueron mandados destruir a su muerte. Hoy en día , afortunadamente, existen intentos de estudiar la realidad histórica que se opone a la visión tradicional dada por los autores anglosajones de la época y que han pervivido hasta entonces (ejemplo sobre la mitología asociada a la Grande y Felicísima Armada (en inglés)). Desde este blog me he animado a elaborar una conmemoración de la fecha de unión de ambos reinos en una sóla Corona sobre una moneda de 2€ que espero os guste.
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Comentarios
Y el diseño, también precioso.
Un saludo
Antonio
@Veradia: no decae, no; mas no conviene abusar de ella ;). A saber el provecho que pudo tener pero desde luego Portugal no acabó muy contento tras el paso de los Austrias. En cuanto al escusón que indicas, fue motivo de constantes conflictos diplomáticos en los que los portugueses reclamaban su retirada tras 1640 (lógico).
@Adolfo: nunca entendí la mala fama que tuvo Felipe II, a fin de cuentas fue hijo de su época y actuó como tal; a mí personalmente me parece una figura admirable.
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