En la anterior entrada se abarcó hasta 1947, año en que la política española quedó afianzada y perfectamente definida, para entonces, por si había duda alguna, quedó claro que Franco sería el Jefe de Estado hasta el final de sus días.
El 27 de diciembre de 1947 una ley promovió la vigencia de la peseta de 1944, pero con un nuevo diseño, por primera vez se iba a grabar la efigie del jefe de Estado en el anverso. Para ello se decidió emplear un grabado de Mariano Benlliure que ha dado lugar a una de las monedas más caras de este periodo, la peseta de 1946. Personalmente considero a esta pieza una mezcla entre medalla (por su elevado relieve sobresaliendo del listel) y moneda que si salió a circulación fue por la impaciencia de ver la efigie de Franco en manos de todos los bolsillos españoles, lo cual era desde luego una perfecta jugada propagandística.
Con pequeñas modificaciones en el busto y adaptada a los requerimientos de las monedas por el grabador Manuel Marín, la efigie de Franco se empleó hasta bien entrados los años 60 en la fabricación de monedas de una peseta emitidas con las fechas de 1947, 1953 y 1963; 2.5 pesetas de cuproaluminio de 1953; 5, 25 y 50 pesetas de cuproníquel de 1957 y de 10 céntimos de aluminio de 1959.
Con la lenta pero progresiva recuperación económica de España se alentó la creación de un amplio sistema monetario empleando diversos materiales, en 1949 surgieron los 50 céntimos de cuproníquel en homenaje a la Marina, cuyo diseño tuvo que ser modificado al poco de comenzar las acuñaciones por considerar que el haz de felchas apuntando hacia abajo daba una imagen negativa del régimen, y las 5 pesetas de níquel en módulo "duro", a equivalencia de las elaboradas por los gobernantes anteriores en plata.
El 27 de diciembre de 1947 una ley promovió la vigencia de la peseta de 1944, pero con un nuevo diseño, por primera vez se iba a grabar la efigie del jefe de Estado en el anverso. Para ello se decidió emplear un grabado de Mariano Benlliure que ha dado lugar a una de las monedas más caras de este periodo, la peseta de 1946. Personalmente considero a esta pieza una mezcla entre medalla (por su elevado relieve sobresaliendo del listel) y moneda que si salió a circulación fue por la impaciencia de ver la efigie de Franco en manos de todos los bolsillos españoles, lo cual era desde luego una perfecta jugada propagandística.
Con pequeñas modificaciones en el busto y adaptada a los requerimientos de las monedas por el grabador Manuel Marín, la efigie de Franco se empleó hasta bien entrados los años 60 en la fabricación de monedas de una peseta emitidas con las fechas de 1947, 1953 y 1963; 2.5 pesetas de cuproaluminio de 1953; 5, 25 y 50 pesetas de cuproníquel de 1957 y de 10 céntimos de aluminio de 1959.
Con la lenta pero progresiva recuperación económica de España se alentó la creación de un amplio sistema monetario empleando diversos materiales, en 1949 surgieron los 50 céntimos de cuproníquel en homenaje a la Marina, cuyo diseño tuvo que ser modificado al poco de comenzar las acuñaciones por considerar que el haz de felchas apuntando hacia abajo daba una imagen negativa del régimen, y las 5 pesetas de níquel en módulo "duro", a equivalencia de las elaboradas por los gobernantes anteriores en plata.
La industrialización y el despegue económico de los años 60 afectaron a la producción de nuevas aleaciones y empleo de maquinaria de calidad con la que abastecer el mercado. Todo el circulante se encontraba anticuado esta época, transmitiendo una imagen desmesurada y antigua de un Franco septuagenario, razón por la que en 1966 se empleó un nuevo busto más reciente en los 50 céntimos y las 100 pesetas de plata recién salidas a circulación; un año después, y con una nueva aleación de cuproaluminio, lo hicieron las últimas monedas de una peseta.
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