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España quiebra (I)


Antes de que cunda el pánico, la entrada de hoy no contiene ninguna funesta primicia sobre la crisis que asola nuestro país, es el título para la primera de tres entradas que serán dedicadas a la economía durante la monarquía de los Habsburgo.

El reinado de Carlos I se caracterizó por estar enfrentado con media Europa mientras gobernaba a la otra media. Fue España quien tuvo que financiar las empresas que emprendió para conseguir la corona imperial. Aunque su abuelo Maximiliano de Austria había ostentado el título, no era de transmisión hereditaria sino electiva por un grupo de electores designados por el Papa entre los príncipes alemanes. El decantarse por uno u otro candidato era cuestión de dinero, el que más votos sobornara era el elegido y tanto Carlos como su rival más directo, Francisco I de Francia, entraron en una espiral de intrigas que se saldó en meses de ofertas y contraofertas.

Finalmente consiguió el título a cambio de unos 850000 florines prestados por los Fugger, una deuda que le dejó las arcas temblando y que se vio agravada por la revuelta comunera debido al descontento general ante un rey extranjero que no sabía hablar castellano, había dado los cargos directivos a sus funcionarios de fuera del reino y que veía a la orgullosa Castilla como un territorio al que sangrar a impuestos para sus aventuras europeas.

Medio ducatón de Felipe II, ceca Amberes


La deuda aumentaba con todas las revueltas que sucedían continuamente en sus territorios y la expansión americana; para conseguir más y más dinero tuvo que firmar los Asientos (hoy en día serían Obligaciones) a Fugger y avalar los préstamos con las minas y metales de los territorios de ultramar y con los impuestos recaudados en Castilla. Para cuando su hijo Felipe II ascendió al trono con 29 años se vio ante una deuda heredada de unos 20 millones de ducados, aunque era una cantidad inmensa y sorprenda que Fugger aceptara semejante deuda, España tenía una calificación que hoy sería de AAA, avalada por su poderío imperial en medio mundo; sin embargo en 1557 Felipe no tuvo más opción que suspender pagos y renegociar el pago de la deuda, España se convertía así en el primer territorio que entraba en bancarrota del mundo.

Armada Invencible; la política exterior de Felipe II contribuyó al crecimiento desmesurado de la deuda.

En este punto la inflación comenzaría a dispararse para no detenerse durante toda la dinastía de los Austrias, tal y como hemos visto a lo largo de estas entradas, además, Castilla vio su carga fiscal aumentada de repente por cuatro, sería el único reino que a lo largo de estos 200 años colaboró en el intento detener esta sangría económica.

Tras esta primera renegociación Felipe II tuvo que abordar una reestructuración de la Hacienda, sin embargo todos los problemas se agravaban, de América seguían llegando  continuamente plata y, aunque en menor medida, oro; asociado a ellos el comercio internacional era cada vez más importante, desplazando a los productos del interior, por lo que la recaudación fiscal también se veía muy afectada. La guerra en los Países Bajos se intensificó, cortando el mercado de lana, una de las pocas vías de exportación de productos españoles, y costando a la Corona unos 14,4 millones de florines anuales en concepto de movilización y pago de las tropas. En 1575 los banqueros se negaron a conceder más adelantos y Felipe se vio incapaz de afrontar los pagos de sus propias tropas, otra vez en bancarrota no tuvo más remedio que confiscar y desviar dos envíos de plata lingotada y obligar a los Fugger a reconvertir la deuda acumulada en un préstamo a largo plazo a un bajo interés, fue lo que se llamó el Remedio General, España había entrado por segunda vez en bancarrota y había ideado una estrategia que hoy es de aplicación común pero que por entonces fue toda una innovación que a punto estuvo de llevar a la ruina de sus principales acreedores.



Aunque temida en todo el mundo, el pabellón del Imperio Español fue símbolo de una prosperidad de la que todas las potencias extranjeras sacaron tajada.

A pesar de todo, la situación era totalmente insostenible, Castilla se veía sangrada a impuestos y la hiperinflación no contribuía a mitigar la situación. Los negocios cerraban, los comerciantes dejaban sus empresas y compraban un título nobiliario en cuánto podían para poder eximirse del pago de tasas e impuestos. Una situación así terminó con lo inevitable, la declaración en 1596 de la tercera bancarrota y la aplicación de un nuevo Remedio General. La deuda se había disparado en apenas dos reinados y por mucha plata que entrara por el puerto de Sevilla toda España estaba totalmente arruinada.

No serían las únicas quiebras declaradas, a lo largo del siglo XVI y XVII otras 5 veces España se declaró en bancarrota y se vio forzada a renegociar sus asientos; no sería hasta tiempos de Felipe V cuando el desajuste arrastrado en sus finanzas desde tiempos de Carlos I se solucionarían y las cuentas del país se sanearían. Una conjunción de reinados turbulentos y comportamientos económicos completamente nuevos e impredecibles hicieron del Imperio más grande y rico del mundo el de los habitantes más empobrecidos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Al ver el título de la entrada no pude reprimir la curiosidad y la leí en un momento.Me quedó la sensación de que tanto ayer como hoy el que paga la crisis es el pueblo llano.Hasta otra.Veradía.
Rubén López-Cortés ha dicho que…
Debo decir que el título fue un poco buscado para ello, estrategia comercial vamos a decir. Pero desde luego espero y deseo que no se haga realidad, ya hemos sido el país que más ha quebrado en la historia, no hace falta que sigamos asegurando nuestra posición en el ranking!

El pueblo? siempre...
RECACEL ha dicho que…
Muy enriquecedor..gracias
Anónimo ha dicho que…
Interesante artículo, Destacar que la moneda es de Milán, no de Amberes. Saludos

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