En la última convención
numismática celebrada en Vigo un compañero y conocido
del foro OMNI ganó en el sorteo celebrado una bonita moneda de oro de 10
pesetas de Alfonso XII reacuñación oficial 1878*19-62. Gracias al posteante
Valente se conoció la curiosa y macabra historia de estas monedas.
Siempre me había
preguntado las razones que pudo llevar al Gobierno de Franco a realizar las
reacuñaciones oficiales de 5 monedas de oro de Alfonso XII (10 y 25 pesetas) y
su hijo Alfonso XIII (20 pesetas pelón, 20 pesetas tupé y 100 pesetas) con
estrellas 19-61 y 19-62. España, aparentemente, no tenía oro en sus arcas (aun
faltarían unos años para que comenzara la primera acuñación en plata en
circulante del Estado Español) y el estatus de estas monedas era tan ambiguo
como el de “reacuñaciones oficiales”. ¿Qué significó esto?
La idea más extendida fue
la poner a prueba las máquinas de acuñar recién adquiridas y que se usó oro por
su mayor maleabilidad comparado con el resto de aleaciones empleadas en las
monedas de Estado Español. Resulta una explicación, no pobre ya que la
argumentación no es mala, sino con algunas lagunas e imprecisiones que no
responde a preguntas tan básicas como ¿Por qué emplear cuños de antiguas
monedas de oro y preocuparse de fechar las estrellas? ¿Por qué no usar cuños
anteriores propios del Régimen Franquista que ya habían sido empleados para
elaborar pruebas que no acababan de salir a circulación?; y si previamente talleres
como los de San Carlos habían sido capaces de acuñar sobre la aleación de cobre
y estaño en módulo de una peseta ¿tanto se dudaba de la fuerza de unas máquinas
10 años más nuevas?
Pocos años antes de que
se realizaran estas acuñaciones España había comenzado a recibir ayuda de los
EEUU, una ayuda muy necesaria para un país tanto tiempo aislado del mercado
internacional y que carecía de infraestructuras y riqueza pero que era
necesario pagar. En 1950 el Instituto Español de Moneda Extranjera recibió un
préstamo por 50 millones de dólares del Banco de la Reserva Federal de Nueva
York, poniendo como garantía parte de las reservas de oro. Este crédito fue
posteriormente ampliado con 10 millones de dólares más en 1951, aumentando la
cantidad de oro depositado en garantía. Las obligaciones de devolución no
fueron cumplidas y España hubo de afrontar el pago a los EEUU con el oro. Pero,
¿de dónde había surgido todo ese oro puesto como garantía si el bando
republicano lo había gastado en la compra de recursos durante la Guerra Civil?
Está perfectamente
documentado el paso constante de trenes procedentes de Suíza a
España y Portugal por la estación fronteriza de ferrocarril de Canfranc (Huelva) (Huesca) en el periodo que va desde 1942 a 1945. El
sistema estaba montado con una legalidad perfecta, Alemania había financiado al
bando nacional durante la guerra y era necesario pagarla; mientras el país se
moría de hambre todos los alimentos y contingentes de tropas (División Azul)
eran enviados como pago. No fue suficiente para cubrir la deuda hasta que el
descubrimiento en Galicia, León o Salamanca de minas de wolframio dio la vuelta a la
situación; la enorme inflación desatada en los precios de este mineral (pasó de
1300$/tonelada en enero de 1941 a 20000$ en octubre del mismo año) por los
intereses de aliados y el Eje por conseguirlo desató una auténtica fiebre en
busca del codiciado mineral, el enriquecimiento de unos pocos afortunados y que ahora era Alemania la que tenía una
importante deuda con España.
Esta deuda fue pagada por
Alemania con francos suizos obtenidos del blanqueo del oro perteneciente a los judíos
y a los bancos centrales de los países ocupados, España, posteriormente
empleaba los francos para la compra del oro ya lavado y depositado en cuentas
de bancos helvéticos para poder respaldar la fuerza de la peseta y realizar
compras internacionales. Al margen del recibido de esta forma habría que añadir
el obtenido por las vías privadas abiertas por el holding alemán Sofindus.
Un total de 20 toneladas
de oro entraron en España, junto con unas 74 con vía a Portugal y que
posteriormente distribuyeron por países sudamericanos refugio de nazis, a
través de Canfranc; estos continuos viajes transfronterizos han sido motivo de investigaciones
y reclamaciones internacionales (aquí y aquí) de afectados que hasta la fecha no han
prosperado en la devolución del oro dado que legalmente los dos gobiernos
ibéricos lo compraron a Suíza y al parecer existe una máxima que indica que “el
oro solamente se encuentra manchado en manos del primer país comprador”. Pero, ¿Dónde
entran las monedas de la entrada en la historia?
Como la mayoría de las anécdotas
relacionadas con la época nazi, son un cúmulo de rumores y realidades más que
certezas totalmente documentadas; se cuenta que fue Suiza la que presionó al
gobierno español a que refundiera parte de ese oro que sobró de los pagos a
EEUU y se acuñaran unas monedas perfectamente españolas, blanqueándolo
definitivamente e impidiendo su rastreo. Un emotivo e impactante final para un
oro aun hoy ensangrentado en unas monedas bastante desconocidas incluso entre
los coleccionistas del Centenario.
Si a alguien le gusta leer
un buen libro basado en la temática nazi le recomiendo sin dudar “El oro de Mefisto”, ambientado en el final de la II Guerra Mundial
y los pasillos internacionales por los que los jefes nazis consiguieron escapar
gracias a la colaboración principal de Italia, el Vaticano, Suíza, España y
Portugal. Escrito por Eric Frattini, uno de los mayores expertos vaticanistas, a mí consiguió engancharme hasta el final.
Comentarios
Lamento el lapsus calami que he tenido, ya está corregido y espero que aceptes mis más sinceras disculpas, un error inexcusable que espero no repetir.
Recibe un cordial saludo.
no tiene importancia jejej para eso estamos , para ayudarnos entre todos . Saludos! muy buen blog por cierto, sigue asi .
Un saludo.
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